8 de marzo, día internacional de la mujer
Fuente: Burcu Köleli para ONU Mujeres (2022).
Origen del día de la mujer
El 8 de marzo de 1857 se manifestaron en Nueva York cientos de mujeres del sector textil reclamando cobrar el mismo salario que sus compañeros hombres por realizar el mismo trabajo. La policía reprimió la manifestación con dureza, asesinando a 120 mujeres. Más de un siglo después, en 1975, la Organización de las Naciones Unidas estableció el 8 de marzo como el día internacional de la mujer.
Igualdad y sostenibilidad
Desde el ámbito de acción de Som Sindicalistes Balears queremos crear conciencia sobre la necesidad de involucrar a las mujeres desde niñas y en plenas condiciones de igualdad con los hombres a la lucha por un futuro con más derechos y sostenible.
Los problemas sociales nos afectan a todas las personas y nos necesitamos a todas y todos para superarlos. La precariedad, la falta de vivienda, la degradación ambiental y el sistema capitalista depredador sólo se pueden superar si empoderamos a las mujeres para luchar codo a codo junto con los hombres.
Acción sindical: un ejemplo de desigualdad
Basta echar un vistazo para darse cuenta de que en el sindicalismo impera una abrumadora mayoría de hombres. Es necesario que las mujeres se involucren más con la acción sindical. Para ello los hombres deben adoptar una perspectiva de género que les permita comprender que ellas tienen muchas veces otras tareas añadidas que les resta tiempo para otros asuntos. En concreto tareas domésticas y de cuidados. Aquí es importante el concepto de corresponsabilidad, que consiste básicamente en el reparto justo de las tareas entre hombres y mujeres. También es fundamental romper con los roles de género, que son todas aquellas actividades y comportamientos socialmente asignados a mujeres y hombres simplemente por serlo. Por ejemplo, está bien visto que las mujeres sean las que cuidan a los mayores en casa o por ejemplo, no está bien visto que los hombres usen maquillaje. Estos roles de género se deben a los falsos estereotipos de género tales como que los hombres son fuertes y las mujeres débiles, etc.
Conforme vayamos superando todo esto, podremos facilitar el acceso de las mujeres a la acción sindical.
Todo el mundo, desde sus posibilidades y ámbito de acción debe colaborar para lograr la plena igualdad entre hombres y mujeres: en casa, en el trabajo y especialmente en la pareja y familia.
Ejemplo para las nuevas generaciones
La mejor forma de lograr cambios profundos y duraderos es a través de la educación. Y esto no sólo se consigue a través del sistema educativo sino desde nuestras familias, desde casa. Necesitamos que las niñas y niños aprendan que pueden ser lo que quieran, que no deben estar atadas a ningún rol ni estereotipo de género, que los niños pueden mostrar ternura y que las niñas pueden saltar, correr y tirarse por el barro. Pero, sobre todo, para enseñar en la libertad, en la justicia, en la solidaridad y la empatía, lo ideal es predicar con el ejemplo, con un reparto justo de tareas domésticas y rompiendo uno mismo con estos moldes impuestos por la sociedad patriarcal imperante.
Por último, hay que reivindicar una vez más el fin de la violencia de género, asociada al sistema capitalista patriarcal. Hay que exigir medidas eficaces como las que está implementando el Ministerio de Igualdad pero también hay que poner cada uno de su parte, especialmente los hombres, para no reír la gracia a un chiste machista, para parar los pies a tiempo a cualquier injusticia o agresión de la que uno sea testigo y para educar a las niñas, pero sobre todo a los niños en el respeto y en la cooperación.
En definitiva, la lucha feminista es la lucha obrera, es la lucha por la igualdad y por la dignidad. Por una vida plena y feliz a la que todas las personas tienen derecho.
¡La revolución será feminista o será!
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