Este 1º de mayo gritamos ¡No a la precariedad! ¡Sí a la vida digna!
- Santos Robles
- 25 abr
- 2 Min. de lectura
La incesante subida del precio de la vivienda hace que las personas trabajadoras cada vez tengamos que dedicar más salario a pagarnos el techo bajo el que vivir y, en el peor de los casos, nos expulsa de nuestras viviendas y nos obliga a buscar alternativas como las caravanas o, en casos más extremos, el chabolismo.
La propia Constitución Española, la norma suprema en este país, establece que la ciudadanía tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada, que los poderes públicos tienen la obligación de promover las condiciones necesarias y establecer las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho y que se debe regular la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para evitar la especulación.
Por eso, nuestro deber es reclamar a los poderes públicos que hagan efectivo el derecho a la vivienda.
No podemos seguir permitiendo que la vivienda sea tratada como un bien de mercado más. Se trata de una necesidad básica de todo ser humano y nuestros impuestos deben servir para que esta sea satisfecha.
El techo es lo más básico de la dignidad humana, sin un techo seguro no puede haber libertad, sin un techo asequible, no podemos satisfacer el resto de nuestras necesidades, ni tampoco podemos alcanzar el mínimo nivel de bienestar material que todo ser humano necesita. Por tanto, una vida digna requiere del acceso a la vivienda digna.
Además, las crisis orquestadas por las élites para su mayor beneficio económico ha encarecido el resto de la cesta de la compra, haciéndose insuficientes las subidas salariales que se han producido.
En la mayoría de casos, las empresas de todos los sectores son reticentes a mejorar las condiciones laborales (y no sólo salariales) de los trabajadores. ¡Y luego se preguntan por qué no encuentran trabajadores!
Estamos ante una lucha constante, un pulso eterno entre la clase trabajadora y los propietarios de las empresas: las condiciones laborales dignas contra la precarización de las condiciones laborales.
Las empresas sólo buscan su propio beneficio a corto plazo a costa del sufrimiento de los trabajadores. Debemos negarnos, debemos organizarnos y luchar siempre para mantener y mejorar nuestras condiciones.
Este 1 de mayo debemos unirnos y gritar bien fuerte:
¡No a la precariedad! ¡Sí a la vida digna!

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